Manga, significa literalmente dibujos para no tomarse en serio, es el cómic japonés y fue el término escogido por los japoneses para denominar sus historietas en papel. Su origen data del siglo XII- XIII, y se le atribuye Toba no Sojo (1053-1140) un monje, que dibujaba en pergaminos fábulas y cuentos con animales.

Son las obras de dibujo más antiguas, tesoros nacionales, incluso son considerados como el origen de las películas de animación japonesas. Estos pergaminos no usaban textos, narran en imágenes de izquierda a derecha, una sátira de los sacerdotes de esa era, caracterizados como animales, que se van descubriendo según se desenrolla el pergamino, lo que marco la forma tan característica de sentido de lectura de los mangas de hoy en día.

En el período Edo (1603-1868), se desarrolló el movimiento artístico ukiyo-e (imágenes del mundo flotante), eran unos grabados en blanco y negro, que más tarde se realizaron en color, normalmente trataban la vida de las ciudades, pero con el tiempo destacaron diversos temas: 

• los yakusha-e, retratos de actores del kabuki (el teatro japonés).
• los bijin-ga, estampas de mujeres bellas.
• los shun-ga, representaciones eróticas.

Que sin duda alguna fueron parte del origen de las historietas japonesas, ya que sobre el siglo XVIII, se realizaron novelas ilustradas de bajo coste (kibyoshi) encuadernadas en tapas amarillas.

A finales del siglo XIX, el dibujo japonés recibe las influencias del cómic americano y europeo, en cuanto a la forma de narrar las historias. La mayor evolución se dio en el siglo XX, en 1902, se realizo el primer manga con características como los actuales, de mano del dibujante Rakuten Kitazawa (1876-1955), autor de El viaje a Tokio de Tagosaku y Mokube, considerado por muchos el primer manga moderno, en el se narra la historia de dos campesinos que realizan un viaje a Tokio. Estas historias aparecieron en un diario, haciéndose popular por ser la página cómica semanal.

En los años 20 se popularizo las historias infantiles y juveniles (kodomo manga), exportándose por primera vez fuera de Japón.

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Aunque no fue hasta 1945 cuando el consumo de manga se convierte en industria. Después de la segunda guerra mundial, los estaunidenses trajeron sus dibujos animados, sobre todo los de la factoría Disney, esta influencia fue asimilada por Osamu Tezuka, enamorado de estos dibujos desarrollo una viñetas narrativas con movimiento, creando el canon de los personajes manga, con ojos grandes, rasgos redondeados, cabezones y peinados puntiagudos.

En 1951 nacería su obra más universal, Astroboy, compartiendo historias con otros personajes en una revista mensual, Shonen, con tal exito que sus lectores pidieron una serie para este personaje.

En esta época empiezan a parecer las primeras ediciones de mangas en formato de libro de bolsillo, saltando estas historias a la televisión, siendo su mayor auge en los años 80, esto hizo que los mangas se leyeran menos. En el año 1984, Akira Toriyama crea el cómic Dragon Ball (bola de dragón), publicado en la revista Shonen Jump, que llegó a hacer tiradas semanales de seis millones de ejemplares.

En 1988 se estrena la película Akira, película animada de Katsuhiro Otomo que marca el inicio de la influencia del manga en occidente. Más tarde se estrenarían otros mangas exitosos como Sailor moon (1992) de Naoko Takeuchi, Saint Seiya (1985) de Masami Kurumada, Slayers (1995) de Rui Araizumi, Marmalade Boy (1994) de Wataru Yoshizumi y Gundam Wing (1995) de Yoshiyuki Tomino entre otros, que dieron su salto a la pantalla, convirtiéndose en series animadas de gran influencia para la infancia a nivel mundial.

Actualmente, el manga es una de las industrias más importantes de Japón, aunque debido al cambio de hábitos de la sociedad, en los últimos años ha sufrido una disminución en las ventas de ejemplares, ya que mucha gente prefiere ver una película de animación, que leer.

A día de hoy el manga más vendido de la historia es One Piece (1997), con más de 470 millones ejemplares vendidos en todo el mundo.